martes, 6 de noviembre de 2012

OCTAVIO SUÁREZ,"Cachita", Zapatero

A los 16 años se inició como aprendíz de zapatería en el municipio de Liborina. En el transcurso de 50 años dedicados a este oficio fue testigo de su auge cuando se elaboraba manualmente y de su paso a la producción en serie, que afectó a su gremio notablemente. En su taller ubicado en el sector del Parque de los Fundadores, en un rinconcito conserva aún las molduras que utilizaba cuando fabricaba zapatos y otras herramientas que entraron en desuso. En la actualidad su trabajo manual se concentra en hacer artículos de cuero: monederos, estuches de navajas, zandalias, reparar electrodomésticos, arreglar zapatos y a forrar sillines de motocicletas

lunes, 5 de noviembre de 2012

Licencia de este blog.

Esta obra solo puede ser reutilizada si se reconoce como autor de ella en la nueva publicación al autor original y puede ser utilizada como base para la creación de una obra nueva.

Manuel Rivillas: Pintor, blanqueador y arreglador de techos.

Nacido en San Roque. Llegó de 14 años a Maceo. No hay casa en Maceo que no conozca, pues su oficio de reparar techos, ha hecho que las conozca todas "menos las nuevas que hicieron por el matadero". Con el señor Tocayo Vélez, ayudó a demoler la antigua iglesia que quedó averiada por el terremoto de los años 50´s. Esa tarea les tomó más de un año. Luego, construyeron el templo actual en aproximadamente 3 años. De sus tres hijos ninguno siguió su profesión. Solo quedan tres que hacen su oficio en Maceo: Huber Correa, Chito y él. Eso de reparar techos tiene su técnica: "las tejas tienen derecho y revés, así que hay que fijarse bien como las empotra para que queden bien". Dice que en Maceo hay muchos murciélagos, pero que él con esa plaga no se mete.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Vendedor de frutas en Maceo desde hace 37 años. Cuando niño sufría ataques que le impidieron realizar trabajos duros, por lo que optó por vender frutas. Una generación de maceítas recuerda que a la salida de la escuela, Gabriel sacaba una mesita, un porta con agua, un cuchiilo bien afilado y una bandejita de mangos que presentaba cortados como una flor, que nos hacían salibar de las ganas y que comprábamos por 50 o 100 pesos. En su toldo ubicado en el Parque Principal ofrece las frutas según el tiempo de cosecha: mangos, zapotes, mandarinas, ahuyamas y cuando no hay que vender las compra en Medellín.

1. MAURICIO RESTREPO GONZÁLEZ; Forjador de metales

MAURICIO RESTREPO GONZÁLEZ; Forjador de metales. Oriundo de la ciudad de Medellín. Las artes de su oficio las aprendió en múltiples cursos con el Sena y otras instituciones. Se enamoró de una maceíta y lleva 28 años ejerciendo su oficio en Maceo. En su taller ubicado en la calle de La Libertad arregla motocicletas y es reconocido su trabajo en la comunidad por sus bellas chambranas, rejas, puertas, ventanas, barandas y escaleras de metal que él mismo diseña y de las cuales se siente orgulloso de verlas todos los días en varias casas del pueblo.

1. RAFAEL ÁNGEL BARRERA PATIÑO. RELOJERO.


Solo tuvo dos años de estudio. Quedó huerfano a los siete años y a los diez y nueve ya había recorrido los municipios de Yolombó, Segovia y Puerto Berrío. Un primo que lo quería mucho y que vivía en Anorí, se lo llevó para que aprendiera a trabajar en su taller de joyería. Cierto día llegó un hombre rico al negocio y le dijo “ahí le dejo ese reloj pa´que me lo arregle” –seguro creyó que también arreglabamos relojes, comentó Rafael. Bajo la mirada anciosa de su primo, empezó a desarmar el aparato…fue corriendo al patio e improvisó un destornillador con un palito y desarmando pieza por pieza hasta encontrar el daño y volver dejarlo en una sola pieza… Fue así como inició su trabajo de relojero y de ahí en adelante se hizo cada vez más habil en su oficio. A mediados del siglo XX se trasladó a Maceo y se hizo maceíta por adopción.

JAVIER HERNÁNDEZ; Ventero ambulante de Parva.


 Con una sonrisa a flor de labios Javier siempre encuentra una frase, un chiste gracioso para alegrar a sus potenciales clientes a su paso. Es conocido por sus frases con una voz ronca y fuerte que se filtra por la hendijas de las casas del pueblo: “!caliente los buñuelos!”  - Pero si están frios Javier - Por eso que caliente los buñuelos. O con una retaila de camellador de calle: “lleve la parva dulce, lleve la parva fresca; pague como pobre y coma como rico.” Con su alegría inigualable, orgullosamente dice que se conserva soltero, porque no hubo mujer que lo atrapara.