domingo, 28 de octubre de 2012
Sobre cómo llego la "LUZ" a Maceo
http://catedramunicipal-maceo.blogspot.com/
Para la gran mayoría de nosotros, tener energía eléctrica en casa es tan normal, que no nos molestamos ni siquiera en imaginar, cómo serían aquellos tiempos donde ese servicio apenas si se instalaba por pocas horas en calles y viviendas.
Escrito por el Historiador Maceìta Mauricio Sierra Henao.
Para la gran mayoría de nosotros, tener energía eléctrica en casa es tan normal, que no nos molestamos ni siquiera en imaginar, cómo serían aquellos tiempos donde ese servicio apenas si se instalaba por pocas horas en calles y viviendas.
Escrito por el Historiador Maceìta Mauricio Sierra Henao.
Don Alfonso Hincapié, tomó la escalera y
subió lentamente, paso a paso... la gente del pueblo esperaba expectante y
le decían: !Hombre Alfonso¡ Te va a matar esa luz. Su esposa lloraba y le
reiteraba: !Mijo¡ cuidao que lo va a matar esa luz.
Sin embargo Alfonso siguió su ascenso hasta
lo alto del poste. Tomó el interruptor y cerró el circuito eléctrico,
luego se escuchó un chispazo en instantáneamente salió un rayo de luz
amarillo intenso de las lamparas iluminando las calles empedradas, mientras un
grito de algarabía reflejaba la alegría de los maceítas que miraban asombrados
esa luz tan hermosa que traía consigo en anhelado progreso, del que se tenía
noticia a través de las historias escuchadas en los escasos radios de pilas y
los comentarios de paisanos que habían visitado la ciudad.
Don Alfonso nos cuenta como fue ese
maravilloso momento:
"Yo subí eso y ¡Pluuuuuuuum¡ y llegó la
luz.
¡Eso fue mucha la alegría de esa gente¡... Yo
me bajé de la escalera, pero hay mismo de tiraron para arriba y me decían:
- ¡Hombre Hincapié¡, hombre que luz tan bonita.- Y la gente
gritaba: -¿Me va a vender luz a mí? ¿Me va a vender luz a mí?
Luego de este evento Alfonso Hincapié, volvío
a desconectar, bajó de la escalera y con la ayuda de la vara volvió a cerrar el
circuito y la gente entró en jolgorio nuevamente. Alfonso fue aclamado por la
gente y le llenaron los bolsillos con billetes; Ese mismo día se armó una
fiesta en el pueblo, la gente recorría la Carrera Bolívar de arriba a a bajo
para ver el hermoso iluminado público.
Este acontecimiento inició un cambió para lo
maceítas, las calles iluminadas fue despojando el lugar de espantos y los
bultos que se escondían en las calles oscuras, dejó atrás poco a poco a los
merenderos que se ganaban la vida de cantina en cantina y el hogar se
pobló de electrodomésticos. Cambios fueron vistos por don Alfonso Hincapié que
se convirtió en el electricista de todos los maceítas durante medio siglo y al
que hoy le rendimos este humilde homenaje.
Nota: Los acontecimientos aquí narrados a modo
de crónica ocurrieron en el mes de diciembre de 1962. y fue inspirada en una
entrevista concedida pro don Alfonso Hincapié, que en paz descanse, el 19 de
octubre de 2009.
El Animero.
DON
RODRIGO AGUDELO, EL ANIMERO:
Un hombre que dada su
devoción a las benditas ánimas del purgatorio, prometió que cada noche de noviembre, mes de las ánimas, las sacaría del cementerio para hacer un recorrido por las calles desoladas y
habitadas solo por la oscuridad. A su paso, iba sonando una campana, los
pueblereños debían, detrás de sus puertas, arrodillarse y rezar un padrenuestro
a favor de las ánimas para su eterno descanso.
Abelito.
FRANCISCO JAVIER
GONZÁLEZ CUARTAS, “ABELITO”.
Son cerca de las 10 y 20
de la mañana, de un domingo y como todos los domingos desde hace ya más de 40
años, Abelito espera con paciencia la hora de hacer el toque de campanas. Nada
lo impacienta, solo espera y espera. Es su oficio más importante junto con el
de desempeñar el papel de Cirineo y Apóstol en Semana Santa. No conoce el reloj
pero es muy preciso en su tarea de llamar a misa.
Gentil y querido por
todos. Madrugador como ninguno. Amante de la música vieja. Hasta hace poco se
le veía todas las tarde, a eso de las 4 pm, salir con su radio y un termado de
café rumbo al Pino, en su caminata diaria. “Llevo
mi café para no molestar a nadie”
Alguna vez, un párroco
que no conocía la historia de Abelito, le quitó la tocada de las campanas, pero
tuvo que reintegrarlo a su oficio porque Abelito se enfermó.
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