FRANCISCO JAVIER
GONZÁLEZ CUARTAS, “ABELITO”.
Son cerca de las 10 y 20
de la mañana, de un domingo y como todos los domingos desde hace ya más de 40
años, Abelito espera con paciencia la hora de hacer el toque de campanas. Nada
lo impacienta, solo espera y espera. Es su oficio más importante junto con el
de desempeñar el papel de Cirineo y Apóstol en Semana Santa. No conoce el reloj
pero es muy preciso en su tarea de llamar a misa.
Gentil y querido por
todos. Madrugador como ninguno. Amante de la música vieja. Hasta hace poco se
le veía todas las tarde, a eso de las 4 pm, salir con su radio y un termado de
café rumbo al Pino, en su caminata diaria. “Llevo
mi café para no molestar a nadie”
Alguna vez, un párroco
que no conocía la historia de Abelito, le quitó la tocada de las campanas, pero
tuvo que reintegrarlo a su oficio porque Abelito se enfermó.
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