miércoles, 31 de octubre de 2012

1. RAFAEL ÁNGEL BARRERA PATIÑO. RELOJERO.


Solo tuvo dos años de estudio. Quedó huerfano a los siete años y a los diez y nueve ya había recorrido los municipios de Yolombó, Segovia y Puerto Berrío. Un primo que lo quería mucho y que vivía en Anorí, se lo llevó para que aprendiera a trabajar en su taller de joyería. Cierto día llegó un hombre rico al negocio y le dijo “ahí le dejo ese reloj pa´que me lo arregle” –seguro creyó que también arreglabamos relojes, comentó Rafael. Bajo la mirada anciosa de su primo, empezó a desarmar el aparato…fue corriendo al patio e improvisó un destornillador con un palito y desarmando pieza por pieza hasta encontrar el daño y volver dejarlo en una sola pieza… Fue así como inició su trabajo de relojero y de ahí en adelante se hizo cada vez más habil en su oficio. A mediados del siglo XX se trasladó a Maceo y se hizo maceíta por adopción.

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